“Un estudio reciente ha demostrado que la mamografía (medio de diagnóstico que utiliza rayos X para detectar el cáncer de mama en las mujeres) es muy poco precisa. 

Solamente entre el 1 y el 10% de las mamografías “positivas” son realmente positivas, lo cual significa que existe entre un 90 y 99% de probabilidades de que una mujer a la que se le diagnostique cáncer de mama en realidad no lo tenga. Como estas pruebas no se realizan sólo una vez en la vida, las proximidades de ser víctima de un diagnóstico falso de cáncer de mama son muy elevadas.

En Gran Bretaña, alrededor de 100,000 mujeres el año son objeto de un diagnóstico erróneo de cáncer de mama (sin escribir otras formas de diagnóstico). Las mujeres han de someterse entonces a numerosas biopsias innecesarias y a una serie de mastectomías (amputaciones de las mamás). Muchas de ellas, cuando conocen el diagnóstico, sufren innecesariamente depresión y miedo a morir. En Estados Unidos, las mastectomías se han disparado desde que la mamografía se ha convertido en el método “preventivo” más común para diagnosticar el cáncer de mama. 

Lo más inquietante de este método de diagnóstico es la comprensión excesiva de los senos durante una mamografía rutinaria. Para obtener buenas imágenes y evitar cualquier denuncia por haber pasado por alto un tumor, el técnico presiona mucho la mama, lo cual puede romper los tejidos internos, incluido el tejido del tumor, de existir un tumor en el pecho, una mamografía puede, en realidad, fragmentar masas de las células cancerosas, verter los venenos mortales que contienen y hacer que la enfermedad se extiende a otros órganos. Investigaciones recientes han demostrado que los pequeños tumores son especialmente propensos a producir esos daños potencialmente fatales.

La presión forzada de la mamá durante una mamografía no puede considerarse un riesgo aceptable, especialmente si la prueba es, de todos modos tan poco eficaz.

De acuerdo con numerosas investigaciones, a la hora de detectar un cáncer de mama los mamogramas quizás sólo sean algo más eficaces que las exploraciones físicas. Por tanto ¿por qué utilizar un método que puede potenciar una enfermedad innecesariamente?

La prevención del cáncer de mama no empieza con un mamograma, sino ejerciendo una responsabilidad activa sobre el propio cuerpo y sobre la mente. Podemos decir que la mayoría de los alimentos naturales tienen efecto de prevención del cáncer. John Pezzuto líder de un grupo de investigación alimentaria la universidad de Illinosis, en Chicago, manifestó: “el estudio demuestra que una dieta rica en frutas y verduras supone una buena defensa en contra del cáncer”.

Las mujeres no necesitan confiar en la mamografía para sentirse protegidos frente al cáncer de mama. en particular porque es muy poco fiable como medio de diagnóstico. A menudo basta con una serie de limpiezas de hígado, riñones y colon para prevenir, detener y hasta revertir cualquier tipo de cáncer.

Los tintes para el cabello, el maquillaje (las mujeres que utilizan maquillaje diario pueden llegar a absorber anualmente en el organismo más de dos kilos de productos químicos muchos de ellos carcinógenos) los desodorantes, los dentífrico, los champúes sintéticos comerciales, las cremas hidratantes, las cremas de manos y otras sustancias liberan grandes cantidades de toxinas químicas en los conductos linfáticos de las mamas provocando una congestión linfática y elevados niveles de toxicidad. Llevar sujetador a menudo también dificulta la circulación linfática y puede aumentar la posibilidad de desarrollar cáncer de mama.”

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Jugo verde biológico, coadyuvante en el cáncer.

 

Bibliografía: 

Andreas Moritz, Los secretos eternos de la salud. Medicina vanguardia para el siglo XXI. Ediciones obelisco, 2008

 

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